Frente a la entrada del Bañuelo, observamos en la otra
margen del río un gran machón de hormigón musulmán del que arranca un
arco y que es también inseparable del paisaje urbano tradicional de la Carrera.
Deducimos de inmediato que se trata de un resto arqueológico, que es
muy valorado por los historiadores ya que en él se encuentra la clave
que explicaría el urbanismo musulmán de este sector de la ciudad
antigua.
Se considera que es un testigo de la muralla que debió existir por aquí
en época islamita. Aunque se le conozca popularmente como puente del Cadí, también se cree que fue una puerta, la de los Tableros o Adufes. En cualquier caso, su interpretación como puente, puerta o ambas cosas a la vez es problemática.
Sí parece estar claro que es el punto por el que la fortificación de la Alhambra http://en.wikipedia.org/wiki/%20Alhambrase unía a la cerca de la ciudad a través de una coracha, que claramente
se ve que asciende hacia la Alhambra. Fue construida en el último
periodo zirí, y entonces serviría también para llevar agua a brazo a la
fortaleza que existía en la Colina Roja, antes de que
Muhamad I construyera la acequia real que habría de llevar agua a al
nuevo palacio. Así lo atestigua el resto que queda en pie. La poterna de
ladrillo que se ve hoy cegada sería la salida de los pasadizos de su
interior.
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